Muertes en el trabajo: el alto precio que Francia sigue pagando

El miércoles 30 de abril, Lorenzo Ménardi, un aprendiz de albañil de 15 años, murió en una obra en construcción en Saint-Martin-du-Var, en los Alpes Marítimos. El adolescente, estudiante de un CFA en Antibes, fue aplastado por una pequeña excavadora conducida por un joven. Particularmente trágico, este caso arroja luz sobre un problema recurrente, poco visible y demasiado poco combatido por los poderes públicos: el de los accidentes de trabajo. En Francia, según las últimas cifras disponibles, más de 1.200 personas pierden la vida cada año a causa de su trabajo, ya sea a raíz de un accidente (759 fallecidos), de un trayecto entre el domicilio y el trabajo (332) o como consecuencia de una enfermedad profesional (196). Tras varias décadas de descenso, esta cifra se ha estancado desde principios de los años 90.