Las fusiones bancarias bullen en Europa entre opas hostiles y resistencia política

En la nueva Europa de la autonomía estratégica y búsqueda de empresas de mayor tamaño, la banca libra su guerra particular. Lo hace a través de frentes distintos, repartidos sobre todo por Alemania, Italia y España, pero con parecido reparto de papeles. Por un lado, el BCE y la Comisión Europea alientan las operaciones de fusión. Por otro, los gobiernos locales se resisten a seguir concentrando el sector por miedo a la pérdida de competencia, de empleo o de soberanía. Entremedias, los bancos se baten en una pugna de opas hostiles y maniobras defensivas que ponen el mercado en ebullición, sobre todo ahora que logran resultados récord. Algunos de ellos parecen no haber calibrado las repercusiones políticas de sus aspiraciones.
Los movimientos, a diferencia de lo ocurrido en la pasada década, se dan ahora en un contexto de fuerte rentabilidad bancaria, animada por las subidas de tipos en el 2022 y el deseo de unificar plataformas tecnológicas para ganar escala. Mientras lamentan la falta de una regulación homogénea a escala europea que propicie las fusiones transfronterizas, las entidades prefieren orientar sus movimientos hacia los mercados domésticos. El BCE ve bien las fusiones en aras de una mayor solvencia, mientras que Bruselas toma partido y no se amilana al dar toques de atención o abrir procedimientos de infracción contra los gobiernos que ponen condiciones, como España.
Alemania se enroca en Commerzbank.
En su libro Kaput , Wolfgang Münchau comenta que en dos décadas Alemania ha pasado de contar con cuatro de los mayores bancos del mundo a desaparecer de la clasificación internacional. Es uno de los motivos del fuerte rechazo interno al plan del italiano Unicredit de hacerse con el control de Commerzbank, el segundo mayor banco del país, tras Deutsche Bank.
Negativas Merz, sin contemplaciones.El canciller alemán, Friedrich Merz, rechaza de manera tajante el intento de Unicredit de comprar Commerzbank. Es inamistoso, tanto para el banco como para el propio país, ha dicho. Puede suponer, ha asegurado, un riesgo para el balance de la entidad y para el propio mercado financiero.
Desde que en diciembre pasado Unicredit anunciase por sorpresa la compra a través de derivados de un 28% de Commerzbank, la presión política ha sido una constante. Lo que comenzó siendo una participación directa del 9,5% ha ido en aumento a golpe de ejecución de derivados, hasta convertirse hace un mes en un 20%. Es un porcentaje que en Alemania se percibe como una afrenta: el banco italiano ya es el principal accionista, por delante del 12% del capital público. Y se sitúa cada vez más cerca del umbral del 30% que obliga a lanzar una opa por el cien por cien, a la que la cancillería se opondría con todos sus medios.
Bruselas ha tomado partido por la concentración bancaria, que el BCE también apoyaHace unos días, al conocerse el último canje de derivados por acciones, el Gobierno de Friedrich Merz calificó el movimiento de “unilateral e inamistoso”. Es el enésimo mensaje en contra de los planes del agresivo consejero delegado de Unicredit, Andrea Orcel, que no se retira, pero rebaja sus expectativas. Hace unos días, en la presentación de resultados del banco, dijo que se conformaría con consolidar la participación de Unicredit en sus cuentas. Es una forma de decir que, por ahora, no hay planes de asalto. La primera ejecutiva de Commerzbank, Bettina Orlopp, le ha dejado claro a Orcel que los dos bancos son competidores. Y los analistas añaden otro elemento que sugiere un desenlace por ahora en tablas: Unicredit no tiene fuelle para ofrecer una buena prima. El frente alemán parece condenado a estabilizarse por ahora.
Italia: el ‘golden power’ detiene a Orcel.
El laberinto bancario italiano no defrauda y resulta tan endiablado como la política del país. Un rápido resumen del trabalenguas: el banco BPM lanzó a finales del año pasado una opa por Anima Holdings. Por sorpresa, Unicredit presentó una oferta hostil por el comprador, BPM. Luego Monte dei Paschi di Siena se lanzó a por Mediobanca mientras otra entidad, BPER, lo hacía por Banca Popolare. Mediobanca se ha defendido con una oferta por Banca Generali, pero esta misma semana sus accionistas se negaron a autorizar la operación, lo que deja en la cuerda floja al consejero delegado, Alberto Nagel.
La madre de todas las opas en Italia es la de Unicredit por BPM. De nuevo dirigida por Orcel, el Atila de los mercados. Apelando a una norma conocida como “poder dorado”, el Gobierno de Meloni condicionó la operación. No solo Unicredit debía vender los negocios en Rusia, sino también reducir algunos ratios financieros durante cinco años. Hubo un recurso ante los tribunales, que anularon todas las condiciones salvo la relacionada con Rusia. Sin embargo, Roma se puso a trabajar en una nueva norma para volver a imponer exigencias a Unicredit. Fue el movimiento que hizo desistir definitivamente a Orcel en su objetivo de unir la primera y la tercera entidad del país. Mientras, Bruselas analiza si Italia se ha extralimitado, al tiempo que el banco francés Crédit Agricole emerge estos días como tapado del BPM. Ha ido elevando su participación hasta el 20% en los últimos meses y podría buscar autorización para llegar al 29,9%.
Negativas Meloni dosifica los vetosEl Gobierno italiano ha argumentado que la opa de Unicredit por BPM afecta a la “seguridad económica” y “nacional” del país. Los negocios del primero en Rusia le han dado argumentos. Sin embargo, ha permitido que Monte dei Paschi di Siena pueda lanzar una opa hostil por Mediobanca.
El BBVA irá hasta el final en España.
La opa del BBVA por el Sabadell guarda parecido con la de Unicredit por BPM, pero Carlos Torres, a diferencia de Orcel, llegará hasta el final. En ambos casos se han recurrido ante la justicia las condiciones del Gobierno, cuestionadas también por Bruselas. El BBVA se enfrentará en septiembre al veredicto de los accionistas del Sabadell, seducidos a uno y otro lado con la promesa de dividendos históricos. Los analistas creen que el banco comprador deberá mejorar las condiciones de la opa para salir victorioso. Mientras, apuntan a ING, Abanca o Unicaja como actores de posibles nuevas operaciones.
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Portugal cierra la puerta a España.
El Gobierno de Luís Montenegro se ha opuesto a que CaixaBank compre Novo Banco, del que quería desprenderse su principal accionista, el fondo Lone Star. En este caso no ha habido necesidad de recurrir a vetos legales ni tribunales. Bastó con transmitir el mensaje al Gobierno español y a la propia CaixaBank. El argumento es que las entidades españolas ya copan un tercio del mercado local. Lisboa sí ha admitido en cambio que un banco francés, BPCE, se haga con el 75% de Novo Banco, en la mayor adquisición transfronteriza en la eurozona en una década.
Negativas Sánchez y el interés general.En España, las condiciones del Gobierno se justifican aludiendo al “interés general” y conforme a la ley de Defensa de la Competencia. El BBVA discute en los tribunales la capacidad del Consejo de Ministros para endurecer las exigencias de la CNMC. Por ahora, la fusión queda vetada en tres años ampliables a cinco.
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