Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Spain

Down Icon

Ignorancia para todos III

Ignorancia para todos III

Los más recientes ataques contra la documentación de los hechos, contra la memoria, la búsqueda de la verdad, la pluralidad y la libertad de expresión en Estados Unidos, son tal vez la muestra más evidente del afán autoritario que censura y reprime la diversidad y el pensamiento crítico para imponer una visión homogénea y vertical del mundo. Forman parte de una tradición autoritaria que solemos asociar con dictaduras como las de América Latina en el siglo XX o con gobiernos autocráticos como el de Rusia o Hungría hoy, pero son constitutivas también de una deriva materialista que equipara valor y dinero, éxito y riqueza, desarrollo y crecimiento económico y que, desde hace décadas, ha ido transformando la educación en perjuicio de la democracia en todo el mundo.

La democracia, en efecto, no puede conformarse con una sociedad orientada al trabajo productivo, el éxito económico y el apego a las normas sociales. Un sistema que no se limite a una esquelética democracia electoral requiere de ciudadanas y ciudadanos capaces de entender el mundo, de cuestionar la tradición y las “verdades” congeladas, de cuestionarse y cuestionar, de re-conocer la humanidad de los demás, de innovar y hasta revolucionar las artes, las ideas o las formas de vivir. Así lo plantea, entre otras voces críticas, la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, quien nos advierte contra la educación orientada hacia el mero beneficio económico y con gran lucidez argumenta a favor de una educación que recupere la riqueza de las humanidades para formar seres pensantes y creativos que puedan convivir en sociedades plurales y tolerantes y contribuir así a una verdadera vida democrática.

En Not for Profit (Sin fines de lucro, 2010), reeditado en 2016 y 2024, Nussbaum explica “por qué la democracia necesita de las humanidades” y expone argumentos basados en un amplio estudio que abarca la filosofía socrática, los aportes pedagógicos de Rousseau, Dewey, Tagore, y analiza los retos que enfrentan las universidades “de artes liberales” y las escuelas públicas en E.U.A., y diversas universidades de Asia y Europa. Si en 2010 sus argumentos convalidaban las advertencias contra los recortes a las artes y las humanidades en las universidades europeas porque favorecían una visión etnocéntrica y monetarista de la educación y de la vida, en 2016 y 2024 Nussbaum advertía contra la polarización política, la falta de deliberación democrática, los afanes autoritarios y el ascenso de la desinformación como amenazas contra “la libertad de pensamiento y la convivencia democrática”, contra, podríamos decir, la posibilidad de construir sociedades más igualitarias e incluyentes y menos violentas.

¿Por qué son necesarias las humanidades? En un contexto de desigualdades económicas, étnicas, geográficas y de género, que obstaculizan el acceso a una educación integral, de calidad, porque aprender de filosofía, historia, literatura, nos enseña a ver, reconocer y aceptar la diversidad de creencias, ideas, normas; a ver a los demás como seres humanos con los mismos derechos que nosotros. Porque las humanidades y las artes nos enseñan a “entablar un diálogo respetuoso con un espíritu socrático, donde cada quien se hace responsable de sus ideas y a la vez busca entender lo que el otro/a piensa y siente”, lo que alienta la empatía. Porque es importante preguntarnos acerca del sentido de la vida, reflexionar sobre sus etapas y las formas en que están constituidas personas y sociedades. Porque para entender la complejidad del mundo y atender asuntos globales (como el cambio climático), es necesario aprender a ser “ciudadanos del mundo”, aceptar nuestra vulnerabilidad e interdependencia como seres humanos. Porque la creatividad, tan necesaria para innovar en el ámbito científico y tecnológico, se aprende en el juego y en las prácticas artísticas que alimentan sensibilidad e imaginación – y por eso hay empresas que hoy reconocen el valor de una educación humanista.

Porque para escapar de la pesadilla autoritaria, hace falta imaginar otros mundos posibles, más habitables y más justos.

Eleconomista

Eleconomista

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow