España no funciona

Si Felipe González definió que el cambio era que las cosas funcionen, con Pedro Sánchez las cosas han dejado de funcionar. El gran apagón ha puesto de manifiesto la enorme vulnerabilidad de España. Un aparente desequilibrio de la red eléctrica ha sido suficiente para que nos quedemos sin luz, sin agua, sin internet, sin gasolina, sin medios de pago, sin metro, sin trenes. Sin recibir ni un solo tiro, ni un ataque cibernético, hemos perdido la batalla. En estas condiciones va a resultar muy difícil explicar a los ciudadanos que hay que gastar cientos de miles de millones para estar seguros.
Pero esto solo ha sido un episodio de una cadena de sucesos que ponen de manifiesto que España no funciona. La tragedia de la dana fue otra manifestación de que no existe coordinación entra las administraciones públicas. Lo mismo sucedió con Filomena, que dejó Madrid una semana bloqueada, por no hablar del volcán de La Palma, las inundaciones o la epidemia de covid, que puso en evidencia que una tensión del sistema sanitario lo dejó bloqueado.
El gran apagón ha puesto de manifiesto la enorme vulnerabilidad del paísPodemos añadir a esta lista la justicia, la inseguridad jurídica, la falta de independencia de las autoridades regulatorias, la ausencia de credibilidad de las encuestas, y un largo etc.
Una simple partida de compra de balas israelitas para las pistolas de la Guardia Civil ha puesto de manifiesto la debilidad del suministro para la seguridad. Todas las empresas de defensa tienen contratos con Israel y si se suspenden las relaciones por motivos ideológicos el Ejército se quedaría huérfano.
Si nos fijamos en la Fiscalía, está paralizada porque su máximo responsable está procesado. El presidente del Gobierno parece estar más preocupado por los casos de corrupción que afectan a su ex número dos y las cuestiones que afectan a su mujer y a su hermano que al funcionamiento del país. Como ha afirmado el dirigente histórico del PSOE Alfonso Guerra, el presidente está más preocupado por garantizar la estabilidad de su Gobierno que en resolver las cosas que necesita España. En su opinión, cuando no se puede dominar la situación hay que convocar elecciones. Unas veces se gana y otras se pierde y no pasa nada.
Pero no es esto lo que parece pensar Pedro Sánchez, que no es capaz de sacar los presupuestos generales del Estado desde hace dos años, y su intención es seguir así hasta el final de la legislatura, sin aprobar ni un solo presupuesto. El hecho de que se hayan aprobado más de 10.000 millones a espaldas del Parlamento pone de manifiesto que se está incumpliendo la Constitución. España es una democracia parlamentaria y Sánchez la ha convertido por la vía de los hechos en una democracia presidencialista. Parece no haber leído a Karl Popper, que señaló que “la democracia consiste en poner bajo control al poder político”. Lo contrario que está haciendo el Gobierno de coalición progresista.
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