Pitau celebró medio siglo de existencia con una fiesta

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La familia Pitau se reunió para celebrar el 50 aniversario de la marca que comenzó como una delicatessen y ha marcado generaciones.
Pitau fue fundada el 17 de mayo de 1975, en la calle Sebastião de Lima, en Caldas, como una pequeña charcutería de barrio, que también vendía pan, pollos y conejos de corral, pero marcaría a varias generaciones de caldenses por ser la papelería y librería donde, alrededor de septiembre, iban a buscar sus libros de texto y materiales escolares.
Esta transformación en el negocio creado por los hermanos João Serrenho, Luís Serrenho (que crearon su trabajo cuando aún estaban en el ejército) y Conceição Couvaneiro se produjo en 1989, después de la adquisición de la segunda tienda, en la Rua D. João II, cerca de la escuela Raul Proença y en un momento en que João Serrenho ya era el único propietario.
Tras un año con ambos negocios, el empresario optó por uno que cubría un vacío en la ciudad y trasladó la tienda inicial, en la Rua Sebastião de Lima, al mismo sector. Entre ese año y 1991, hubo una tercera tienda Pitau, en el municipio vecino de Óbidos.
Durante décadas, a lo largo del año, pero especialmente antes del inicio de clases, Pitau ha estado presente en la vida de los caldenses. Resistiendo a los diversos cambios del sector, en 2020 alcanzaron un hito interesante. Tras más de 30 años distribuyendo libros, se entregó el libro número un millón, precisamente el año en que la empresa celebró su 45.º aniversario.
Un sello distintivo de Pitau es la familia trabajando junta en la tienda, en un gran ajetreo distribuyendo libros de texto escolares.
Y un dato interesante que quizá el lector desconozca es que Pitau debe su nombre a la forma en que João Luís, hijo de Conceição, llamaba a los pollitos de su abuelo mientras corría tras ellos. «Pitau», gritaba. Y ese fue el nombre elegido para el negocio que, recordemos, consistía en vender embutidos, pan, conejos y... pollos.
La familia Pitau, que incluye a la familia, pero también a amigos, colaboradores y ex colaboradores, directores de grupos escolares y representantes de entidades públicas, se reunió el pasado domingo para un almuerzo de celebración en el salón ARCD Arneirense.
La comida reunió a unas 75 personas y estuvo marcada por la emoción. Se recordó el aroma a pan casero, fruta y pasteles recién horneados que se percibía en la entonces charcutería y, señalando que «Pitau se ha reinventado», se destacó que siempre ha mantenido lo que la hacía especial: el ambiente familiar, el servicio amable y el cariño por cada cliente. En la entrada, vimos una pequeña exposición con los diversos logotipos de la empresa a lo largo de los años y, en cada lugar, un mensaje común destacaba que «durante cinco décadas, Pitau fue más que una simple tienda; fue un punto de encuentro, un lugar para charlar en la puerta, un lugar de infancia, escuela, barrio y amistad» y que «muchos vinieron como clientes y se quedaron como amigos». Por eso, el domingo pasado celebraron «50 años de recuerdos, dedicación y una familia que siempre les recibió con los brazos y las puertas abiertas».
El empresario João Serrenho dijo que este era un día para usar la palabra “gratitud” y distribuyó un recuerdo a todos los que forman parte de la historia de Pitau, destacando que los recursos humanos son la parte más importante de las organizaciones. João Serrenho también aprovechó para agradecer a las entidades oficiales y grupos escolares la “relación institucional seria, pero de amistad” y destacó que “Pitau fue hecho para las escuelas y está hecho de escuelas”.
Mirando hacia atrás en este medio siglo, João Serrenho dice que “no sabemos si llegaremos al centenario, pero nadie nos podrá quitar estos 50 años”.
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Gazeta das Caldas