Trump insta a China a que cuadruplique las compras de soja estadounidense para reducir "sustancialmente" su déficit comercial

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instó a China, como es habitual a través de su propia red social Truth Social, a que "cuadruplique" los pedidos de soja estadounidense para nivelar "sustancialmente" su déficit comercial con Estados Unidos.
El magnate, que ya excusa de usar los canales oficiales para hacer anuncios y legisla a través de publicaciones en redes sociales de menos de 140 caracteres, escribía que China "está preocupada por la escasez de soja" y que los agricultores estadounidenses "producen la soja más robusta". En el mismo post reiteraba que Estados Unidos "proporcionará un servicio rápido", concluyendo con un agradecimiento a su homólogo chino: "Gracias, presidente Xi", escribía.
Esta publicación del presidente estadounidense no resulta baladí, ya que los agricultores del país están a punto de empezar con su próxima cosecha, lo que incrementará todavía más la disponibilidad de esta materia prima para su venta. El 'ofrecimiento' que hace tampoco es al azar, ya que China es el principal comprador mundial de semillas oleaginosas y suele tener a los productores estadounidenses como clientes.
El comercio de soja entre Estados Unidos y China estuvo valorado en 12.000 millones de dólares en 2024. Pero en el mes de julio el gigante asiático no reservó los cargamentos para la próxima temporada que arranca en otoño, concretamente en el mes de septiembre, debido a las tensiones comerciales iniciadas por el magnate a su llegada a la Casa Blanca y que todavía persisten, a pesar de la tregua que supuestamente acaba este mismo martes.
Por el momento, todavía no se sabe cómo acabarán las negociaciones entre Pekín y Washington en materia comercial. La tregua arancelaria que pactaron en mayo se acerca a su cuenta atrás y todavía no se tienen noticias de si ambos países llegarán a un acuerdo comercial próximamente. El tiempo juega en su contra.
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, dijo que podría haber un "principio de acuerdo" entre ambas potencias mundiales. Todo esto tras haber mantenido varias reuniones en Europa. El hecho de que llegasen a un acuerdo supondría evitar la desconexión comercial de China y EEUU debido a los elevados aranceles de hasta el 145% que quiso imponer Trump en su momento.
En una entrevista en el diario económico japonés Nikkei, publicada este mismo lunes, el secretario del Tesoro hablaba como margen hasta "finales de octubre" para terminar las negociaciones con aquellos países con los que la Administración Trump todavía no había llegado a sellar un acuerdo comercial.
El dirigente dijo concretamente sobre China que las negociaciones estaban siendo "difíciles" porque desde Pekín no emplean los parámetros de las economías de mercado. Aseguró que el pensamiento que tienen desde la Casa Blanca es que la producción está "por debajo de coste", todo esto bajo el paraguas de "un plan de empleo". En este sentido, reiteró que "tienen el objetivo de ampliar el empleo y de producir, más que de rentabilidad".
El primer avance entre China y EEUU se produjo en el mes de mayo en la ciudad suiza de Ginebra. Allí, los equipos negociadores acordaron relajar las tensiones y los aranceles desescalarían del 145% al 30% en el caso de EEUU. Por su parte, Pekín aceptó reducir los suyos del 125% al 10% durante 90 días.
Según se indicaba la declaración conjunta publicada por la Casa Blanca, China, por su parte, adoptaría todas las medidas administrativas necesarias para suspender o eliminar las contramedidas no arancelarias adoptadas contra los EEUU desde el 2 de abril. Entre estas estaban las de agilizar las solicitudes de compra de tierras raras que finalmente no se produjo, lo que generó bastantes tensiones.
El siguiente encuentro se produjo en julio en Estocolmo, la capital sueca, donde se celebró la tercera ronda de negociaciones comerciales entre los equipos de ambas potencias y concluyeron que tenían voluntad de seguir dialogando para suavizar la guerra comercial.
La agricultura jugó un papel fundamental en las negociaciones, ya que China estaba recurriendo a nuevos socios en Sudamérica como Brasil o Argentina para abastecerse de soja. En el anterior mandato de Donald Trump, cuando se elaboró el acuerdo comercial denominado 'Fase uno', que apenas duró un día, los funcionarios chinos se comprometieron a que su país aumentaría las compras de productos agrarios estadounidenses, como la soja. Finalmente, esos pedidos se quedaron bastante lejos de los objetivos que marcaba el pacto.
Lo cierto es que el presidente Donald Trump tiene razón al decir que China está "preocupada" por su suministro de soja para esta temporada. Esta materia prima es un elemento central en la dieta de los chinos y un gran alimento para su ganado. En los últimos meses, el gigante asiático ha incrementado sus compras de soja a Brasil, su principal proveedor. También está importando harina de soja de Argentina, para asegurarse el suministro de este ingrediente.
Generalmente, durante esta época del año, China centra sus compras de soja en el hemisferio norte. Según algunos analistas preguntados por Bloomberg, se espera que el martes se publique un documento sobre las mejoras en la cosecha por parte del Departamento de Agricultura de EEUU.
Aranceles de hasta el 80%Tras la última reunión en Estocolmo, ambos países mostraron su buena intención de seguir avanzando con el diálogo. El representante comercial de EEUU, Jamieson Greer, advirtió que, de no llegar a un acuerdo que corrigiese el desequilibrio comercial que hay entre las dos grandes potencias y no "se corrige la sobrecapacidad exportadora" de Pekín, los aranceles sobre las importaciones chinas podrían llegar hasta el 80% u 85%. Aún así, Greer dijo en una entrevista en la cadena de televisión CBS que ambas partes estaban trabajando para prolongar la tregua mientras el secretario de Comercio, Howard Lutnick, deslizo la posibilidad de ampliar otros 90 días más la pausa arancelaria.
A la reunión de Estocolmo le siguió otra en Londres, donde Pekín se comprometió a agilizar las solicitudes de exportación de tierras raras que habían solicitado los compradores estadounidenses. Mientras tanto, Estados Unidos canceló algunas de las restricciones que había impuesto a China, como la compra de chips.
Los expertos señalan que Washington aún busca obtener mayores garantías o un acceso más amplio a esos insumos estratégicos —de los cuales China produce cerca del 70 % a nivel global y fabrica casi el 90 % de los imanes de alto rendimiento—, recursos que Xi ha utilizado como herramienta de presión para frenar la posibilidad de que Trump adopte acciones más duras contra Pekín.
Por otro lado, también entró en juego una supuesta sanción a China por importar petróleo de Rusia, ante la negativa del Kremlin de finalizar la guerra en Ucrania, algo que congelaría por completo las negociaciones entre ambos países.
eleconomista