Mira qué luna, tío

Yamena atardeció el viernes con la tormenta de arena del fin de los días y Pedri sonreía. Bajo un cielo gris naranja, una furgoneta desvencijada sorteaba peatones, coches, cabras y algún camello en la capital de Chad y en su luna trasera asomaba una pegatina que resumía la felicidad blaugrana: a un lado Gavi, al otro Lamine Yamal y en el centro, un Pedri sonriente.
Aquel conductor suicida podría haber decidido decorar su vehículo con futbolistas con más carretera y goles como Lewandowski o con cifras de récord como Raphinha, pero había optado por el genio de Rocafonda a un lado, el mayor guerrero de la Masia al otro y había tomado una decisión más: poner a Pedri en el centro del tridente. Y es normal.
El Barça este año no solo ha ganado casi todo. Ha conquistado los corazones culés por su alegría desatadaSi el Barça este año ha deslumbrado al mundo ha sido gracias en gran parte a un centrocampista descomunal capaz de detener los relojes con el balón. Pedro González López, Pedri, que tiene de normal hasta el nombre, se ha vestido de Xavi Hernández para dar luz al juego culé, de Iniesta para bailar entre líneas y de Busquets para recuperar balones sin parar. Durante toda la temporada, Pedri ha escondido la pelota en sus botas para gritarle al culé que siendo Juan Román Riquelme también se podía triunfar en este club.
Hemos tenido que esperar la aparición de un chaval con sonrisa pícara, pómulos hundidos y mirada de noche para saber que los mejores triunfos son los de la gente extraordinariamente normal.
Gesto característico de Pedri después de anotar un gol. El centrocampista canario ha completado la mejor temporada de su carrera en el Barça, gobernando el juego
JOSEP LAGO / AFPEl jueves, poco después de que el Barça se proclamara campeón de la Liga en casa del Espanyol, Pedri cogió unas bicicletas del Bicing junto a Dani Olmo, Eric Garcia e Iñigo Martínez para ir a visitar al hospital su compañero de equipo Ferran Torres, que se recupera de una intervención de apendicitis. La imagen de los cuatro futbolistas pedaleando por la Diagonal como un grupo de amigos felices fue compartida en las redes sociales de Olmo, que celebraba con sus colegas una de las temporadas más divertidas vivida jamás por el aficionado culé, con remontadas imposibles, unos jugadores que aman con pasión los colores y un equipo joven e irreverente, a prueba de galácticos blancos nombrados invencibles antes de tiempo.
Al final del vídeo, aún en la bici, Olmo gira la cámara – “que me choco, loco”- y mueve el móvil para cerrar la conexión, pero da tiempo a oír algo más. En los últimos segundos, se oye como Pedri, en segundo plano, comenta una maravilla a Iñigo, que pedalea a su lado. El futbolista canario, ajeno ya a la grabación de Olmo, se gira al central vasco y le dice: “Mira qué luna, tío”.
El Barça este año no solo ha ganado casi todo. Ha conquistado los corazones culés por su alegría desatada, por su desfachatez culé y también por la genial normalidad de tipos como Pedri, capaces de sonreír a la tormenta desde una furgoneta rota en una ciudad perdida de África. El equipo de Flick será eterno porque ha rescatado un orgullo que creíamos perdido: el de ser seguidores de un club de chavales normales, que juegan como los ángeles y son del Barça como nosotros.
Mira qué luna, tío, dijo Pedri.
Cómo no va a ser una estrella.
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