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Cómo los primeros cien días de Donald Trump han cambiado la economía

Cómo los primeros cien días de Donald Trump han cambiado la economía

Han pasado poco más de tres meses desde que Donald Trump jurara el cargo en la Casa Blanca. Una eternidad. El mundo de hoy apenas conserva algún parecido con el de ayer, como diría Stefan Zweig. De la supuesta “edad del oro” de EE.UU. se ha pasado a la edad del caos. Angel Saz, director de EsadeGeo, considera que estamos ante unas “políticas inauditas, más allá de las expectativas, con un impacto traumático tanto en las relaciones internacionales como en la economía”.

Los aranceles golpean a las empresas. GM ha cuantificado las tarifas en un sobrecoste de 5.000 millones. Tesla ha visto sus beneficios caer un 71% en el primer trimestre. Apple, ante un impacto de 900 millones por los derechos de aduana, ya planea mudar su producción a India. Amazon ha revisado a la baja sus previsiones para el resto del año. Lo mismo hicieron Procter&Gamble o Pepsi. Chris Kempczinski, directivo de McDonald’s, admite que ahora sus clientes se preparan la hamburguesa en casa para ahorrar.

Los datos desmienten la narrativa de una nueva “edad de oro” prometida por el mandatario

A golpe de decretos. Estamos ante “una presidencia imperial”, según la célebre expresión del escritor Arthur Schlesinger. Durante la campaña, Trump dijo que le gustaría ser “un dictador por un día”. Ya se puede decir que ha producido más de 140 órdenes ejecutivas hasta marzo, un récord histórico para Washington. No es solo un anomalía institucional, sino económica. Los cambios repentinos de sus decisiones y los fallos de la justicia que bloquean sus decretos han traído incertidumbre, volatilidad.

Comercio revuelto. En palabras de la directora del FMI, Kristalina Georgieva, “la incertidumbre en torno a la política comercial está por las nubes”. El año 2025 ha enterrado la globalización de forma definitiva. Se introducen cada año más de 1.000 medidas proteccionistas en el mundo, según Global Trade Alert. Los aranceles en EE.UU. están en promedio en el 12%, el nivel más alto desde los años treinta del siglo pasado. “Cabe preguntarse si la OMC todavía sirve de algo”, reflexiona un exfuncionario de la organización.

En la guerra arancelaria con China, Pekín se muestra resiliente y busca alternativas

China no se rinde. El gigante asiático no se rinde. El analista del F inancial Times Martin Wolf aseguraba que Pekín puede ganar la guerra comercial con EE.UU. porque tiene dominio en muchos sectores, puede vender a más mercados y aprovechar su red de influencia global. Así, desde el “día de la liberación” a principios de abril el volumen de contenedores de China hacia EE.UU. se ha reducido a la mitad. Pekín ya busca alternativas: en la actualidad China compra la soja de Brasil, la carne de Australia y fabrica sus propios aviones en lugar de importarlos de Boeing.

Economía al borde de la recesión. Técnicamente EE.UU. no está todavía en recesión, pero de una economía que crecía un 2,4% en el último trimestre de 2024 hemos pasado a una contracción de tres décimas, en negativo por primera vez desde 2022. Las cuentas tampoco están equilibradas. A pesar de la promesa de recortes –liderados por Elon Musk–, el Gobierno federal ha gastado alrededor de 220.000 millones de dólares más en sus primeros 100 días que en el mismo período del año pasado. Para Gilles Moec, de Axa IM, “es poco probable que el uso de un instrumento tan contundente como los aranceles para reducir el déficit tenga éxito: perturba el crecimiento mundial, la inflación y las cadenas de suministro. Además, este enfoque disruptivo tiene un carácter políticamente antagónico, provoca cambios en las relaciones de los países”.

En el peor arranque en 40 años de Wall Street, el verdadero protagonista es la volatilidad

El dólar, en caída libre. El billete verde se ha depreciado casi un 10% en 100 días, hasta mínimos desde 2021. Hablamos de la divisa protagonista en más de la mitad de las transacciones internacionales. Para David Ross, gestor de La Financière de L’Echiquier (LFDE): “El presidente está socavando la reputación de EE.UU. como un terreno de inversión fiable, debilitando el atractivo como refugio seguro de los bonos del Tesoro. La normalidad ha llegado a su fin. Mientras que en su primer mandato se apoyó en republicanos de la vieja escuela, hoy, con Elon Musk y Peter Navarro susurrándole al oído, nada parece ponerle freno. No hay que tomarse a Trump al pie de la letra, pero sí hay que tomárselo en serio”.

La peor bolsa en 40 años. Wall registra su peor arranque desde la presidencia de Gerald Ford hace 40 años, con el SP500 cayendo un 8% en tres meses desde la toma de posesión.“Mi modelo de inversión ahora mismo es el del Coyote, con sus piernas agitándose en el aire tras saltar del barranco”, bromeaba, recordando al dibujo animado del Correcaminos , George Pearkes, de Bespoke Investment. Es cierto que en las últimas sesiones la bolsa ha recuperado gran parte de lo perdido ante las perspectivas de que haya acuerdos comerciales. Pero “los cambios se imponen de manera rápida y poco clara. Una pausa en los aranceles ni es una promesa de estabilidad ni de un mercado de valores al alza”, analizaban en Wellington Management.

La batería compulsiva de decretos ha traído incertidumbre y daño reputacional

¿Alguien tiene un plan? “Trump no tiene un plan. Solo tiene preferencias –explica Saz, de EsadeGeo–, como oponerse a China y aspirar a elevar los ingresos fiscales como los aranceles a costa del impuesto sobre la renta. Pero puede no estar calculando bien el poder de EE.UU. Ni el dominio del dólar es eterno ni su liderazgo económico sobre el resto del mundo está garantizado para siempre”. Quedan todavía 1.282 días.

lavanguardia

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