Aranceles: el dinosaurio de Trump recargado

Cuando la Guerra de los 12 días terminó, los aranceles todavía estaban ahí.
Con el permiso de Augusto Monterroso, es el dinosaurio el que está ahí, el que ahora resurge más engreído tras lo que presenta como una victoria militar que le da un aire que necesitaba después de varias derrotas, ese es Donald Trump.
En México, la atención que genera ese fenómeno político que es el Presidente de Estados Unidos, distrae del cuidado que merecen los demonios que andan sueltos en nuestro propio país y que ahora mismo consiguen la militarización y la censura, y que van camino a dar la estocada final a la democracia con la desaparición del INE ciudadano.
La tregua en el Medio Oriente es eso, un impasse a un conflicto de décadas entre iraníes e israelíes, que da espacio a las economías para regresar su atención a una amenaza, no militar, sí comercial, que no está lejos de generar una estanflación, recesión más inflación.
Donald Trump tiene hoy el ego reforzado por su aparente triunfo militar y si las encuestas le dan la razón con sus seguidores de MAGA (Make America Geat Again) será más difícil verlo ceder en las negociaciones que emprende de manera bilateral con los mercados afectados por sus aranceles.
La siguiente fecha clave es el 9 de julio que es el día que unilateralmente impuso el gobierno de Trump para finalizar negociaciones bilaterales y aplicar los llamados aranceles recíprocos.
Trump salió del centro de comando militar, tomó el Air Force One rumbo a la Haya, en Países Bajos, y regresó con lo que él quería, el compromiso de los miembros de la OTAN de elevar a 5% de su Producto Interno Bruto el gasto militar.
Con ese sentimiento de omnipotencia querrá negociar los acuerdos comerciales con todos, o con casi todos, porque China ya le demostró que se cuece aparte.
Y en ese desconcierto permanente en los tiempos de Trump 2.0, México tiene que buscar no sólo un acuerdo comercial medianamente conveniente, sino algo similar a lo que en su momento llamaron la “whole enchilada”, aquel intento de principios de siglo de vincular los temas de migración, seguridad y comercio que fracasó por los atentados del 11S.
Incluso con la presión reforzada de la administración de Trump en contra de los intereses mexicanos, este país puede sacar una ventaja si entiende la importancia que hoy tiene para la seguridad de Estados Unidos reforzar la frontera, no sólo para frenar la migración, o el narcotráfico, sino ante cualquier amenaza terrorista.
Trump cuenta una historia de éxito militar y rendición del régimen iraní, allá adelantan las consecuencias futuras que tendrán a los que consideran sus enemigos.
La amenaza comercial sigue ahí, las redadas en todo el territorio de aquel país se mantienen, los avances en las negociaciones comerciales son lentos y hasta ahora no productivos, pero esa es la realidad de la relación bilateral en estos tiempos.
Es pronto para saber si Trump realmente logró una victoria en el Medio Oriente, pero lo que sí está claro es que hoy será más arrogante y las relaciones con México, comerciales, migratorias, de seguridad, están entre sus temas pendientes.
Eleconomista