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China. Berkshire Hathaway sale de BYD en medio de una caída del mercado de valores.

China. Berkshire Hathaway sale de BYD en medio de una caída del mercado de valores.

por Guido Keller –

Tras 17 años y una inversión inicial de 230 millones de dólares, Berkshire Hathaway, el holding liderado por el multimillonario Warren Buffett, ha vendido la totalidad de su participación en BYD, el gigante chino de los coches eléctricos, poniendo fin a una inversión histórica iniciada en 2008. La primera consecuencia fue el desplome bursátil de BYD, que perdió un 3,6% en la Bolsa de Hong Kong, pero ya se había registrado la primera caída de beneficios trimestrales en casi cuatro años debido a la competencia y al precio de los coches eléctricos, que siguen siendo inaccesibles para la mayoría. El desplome bursátil de BYD y la salida definitiva de Warren Buffett tras 17 años de participación son una clara señal de lo que venimos apuntando desde hace tiempo: el cuento de hadas de los coches eléctricos ha terminado. Si incluso uno de los inversores más prudentes y visionarios del mundo decide abandonar el sector, significa que el modelo ha fracasado. Es hora de que los políticos europeos y el gobierno italiano afronten la realidad y dejen de alimentar una locura que está destruyendo nuestra industria y todo el tejido de las pequeñas y medianas empresas automotrices. Si Ursula von der Leyen sigue insistiendo en esta locura verde, significará que su objetivo es condenar definitivamente a la industria europea a la quiebra.

Stefano Ruvolo, presidente de Confimprenditori, declaró: «Esta clara señal confirma una vez más las contradicciones de un sector artificialmente mantenido gracias a incentivos y propaganda ideológica. El mercado ha hablado con claridad: la electricidad no es sostenible, ni para los consumidores ni para las empresas. Las guerras de precios, la caída de las ventas y la falta de infraestructura ya han puesto de rodillas a gigantes como BYD. Imaginen lo que podría sucederles a nuestras pymes, obligadas a soportar políticas europeas desacertadas. Debemos abandonar esta obsesión y volver a una verdadera neutralidad tecnológica, que también permita la inversión en biocombustibles, hidrógeno, híbridos e innovación en motores tradicionales. Si no cambiamos de rumbo, el destino de la industria automotriz europea estará sellado, y con él, el de cientos de miles de empresas y trabajadores».

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