La lupa inteligente con una profunda visión social

Mientras TikTok se llena de cacharros absurdos —aspiradoras del tamaño de un bolígrafo para limpiar teclados (y dejar migas intactas), máquinas que doblan calcetines más lentas que tus propias manos o dispensadores de pasta de dientes que prometen higiene pero disparan el dentífrico a traición—, hay inventos que de verdad merecen ocupar espacio. LUP es uno de ellos: una lupa de bolsillo que convierte texto en voz en menos de dos segundos y en más de 30 idiomas. Diseñada para quienes han perdido la capacidad de leer —por edad, baja visión o trastornos del aprendizaje—, esta startup vasca demuestra que hay innovaciones que nacen con un propósito claro y urgente: romper barreras invisibles que siguen excluyendo a millones de personas.

Todo comenzó en 2021 como un trabajo de fin de grado en la Universidad de Mondragón. Apurva San Juan, entonces estudiante de Liderazgo, Emprendimiento e Innovación, buscaba un proyecto que «pusiera la tecnología al servicio de las personas». La idea inicial fue sencilla: facilitar la lectura a quienes ya no podían hacerlo. Pero el proyecto evolucionó hasta convertirse en una startup tecnológica premiada y con impacto real.

Junto a Eneko Calvo, ingeniero informático y actual CTO de la compañía, desarrollaron un dispositivo que combina OCR y tecnología de texto a voz. «Nuestro aparato captura las imágenes, detecta caracteres alfanuméricos y los traduce a voz», explica Apurva. El resultado es un dispositivo que no requiere conexión a internet, con pocos botones y una interfaz pensada para usuarios no habituados a la tecnología.

Hoy, LUP se comercializa a través de su web, ópticas (como la red de Fedeópticos) y centros sociosanitarios. El precio ronda los 700 euros, dependiendo del modelo. Desde su lanzamiento en octubre de 2024, ya ha llegado a bibliotecas de Guecho, centros de día de Ilunion o ayuntamientos como el de Villarreal de Urrechua, y empieza a generar ingresos estables.

Los usuarios principales son personas mayores con baja visión, aunque también se está introduciendo en colegios para niños con dislexia o discapacidades visuales. «Somos una startup que se dedica a un grupo de personas que yo creo que la sociedad ha olvidado: todas las personas mayores de 65 o 70 años, para las que ya no se hace tecnología», señala la CEO.

El diseño del producto fue uno de los mayores retos: «Hablar constantemente con los usuarios, entender que el diseño es para ellos… hacer mil prototipos hasta llegar a lo que hoy en día conocemos como la lupa de bolsillo». El desarrollo íntegro del hardware y software en España también ha supuesto una apuesta por la fabricación local.

LUP ha sido reconocida con premios como el Dragon City Challenge, la Fundación Mapfre o el Impact Social Cup. Pero su visión va más allá del reconocimiento. «El impacto social tiene que ser el centro de las startups. Para nosotros, no es negociable», afirma Apurva. Ya trabajan en una app móvil complementaria y planean expandirse internacionalmente en 2025. Su meta: que la accesibilidad deje de ser una excepción. «Cuando te planteas emprender, el objetivo es dejar la sociedad mejor de lo que te la encontraste», concluye.