La economía argentina se acomoda: baja del dólar, inflación controlada y ola importadora

Mientras se consolida la estabilización financiera, la economía argentina comienza a mostrar señales firmes de reacomodamiento. Con una inflación que cede más rápido de lo previsto y un dólar que se mantiene en valores estables, el equipo económico de Javier Milei se encamina a cumplir una de sus principales promesas: poner orden en las variables macroeconómicas.
Según las estimaciones privadas, la inflación de mayo podría perforar el 2%, impulsada por la baja del dólar y el freno en los aumentos de precios en alimentos y bebidas. La consultora Econviews, por caso, reportó un 0% de suba en ese rubro durante la primera semana del mes.
La apreciación del tipo de cambio oficial se transformó en uno de los factores clave del escenario actual. Para las empresas exportadoras y plataformas como Mercado Libre, que opera con resultados en dólares, esto significó una ventaja: una ganancia nominal en pesos que ahora vale más en moneda dura. En Wall Street, la compañía marcó un récord tras la publicación de su balance trimestral, apuntalada por este efecto cambiario.
Pero el panorama no es parejo. Otras empresas enfrentan una mayor competencia por el avance de las importaciones, que se ven favorecidas por la tranquilidad cambiaria. Esta “ola importadora” se profundizará en el segundo semestre, con la llegada de productos adquiridos por empresarios argentinos en ferias internacionales como la Exposición de Cantón, en China.
Luis «Toto» Caputo fue tajante ante empresarios esta semana: el Gobierno no piensa convalidar un dólar alto como en el pasado. El superávit fiscal, junto al retorno paulatino de la confianza en los mercados, permiten sostener un tipo de cambio más apreciado sin comprometer la competitividad. La estabilidad también responde al fuerte ingreso de divisas por parte del agro, que impulsa la oferta de dólares sin intervención del Banco Central.
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— totocaputo (@LuisCaputoAR) May 10, 2025
Esta situación favorece no solo el control de precios, sino también la posibilidad de reactivar el crédito al consumo. Las cuotas con tarjeta y los préstamos personales empiezan a jugar un rol clave en sectores donde los ingresos aún no se recuperan al ritmo de la economía general.
La actividad crece al 5% interanual, según datos oficiales, pero con fuertes asimetrías. La minería, la energía y el sector financiero muestran signos claros de expansión. En cambio, la industria y la construcción aún se mueven lentamente. El consumo masivo sigue estancado y el poder adquisitivo de los salarios avanza con dificultad.
El Gobierno apuesta a que la baja sostenida de la inflación impulse una recuperación más homogénea. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) ya se encuentra en niveles máximos desde noviembre de 2017, e incluso se asemeja al último pico registrado en 2011, durante el segundo mandato de Cristina Kirchner. Sin embargo, la diferencia es que ahora no hay cepo ni control de capitales, y se trabaja para fortalecer el mercado y abrir el acceso al crédito internacional.
Aunque el panorama interno mejora, el escenario internacional se mantiene volátil. La caída en el precio de commodities como la soja podría afectar el ingreso de divisas. Además, tras el reciente acuerdo con el FMI que alivió las reservas del Central, la prioridad pasa ahora por acelerar la baja del riesgo país y lograr acceso sostenido a los mercados.
Caputo fue prudente: aclaró que es poco probable lograr ese objetivo antes de las elecciones legislativas de octubre. Por eso, todas las fichas están puestas en consolidar la estabilidad y mantener la inflación en baja como eje central del programa.
La mayor apertura al mundo también conlleva desafíos. Las importaciones crecerán con fuerza en el segundo semestre, impactando tanto en el mercado de consumo como en los insumos para la producción. Indumentaria, bazar, juguetes y materiales de construcción se verán inundados de productos del exterior. Para muchas empresas locales, esto implicará un cambio en la estrategia comercial: deberán bajar precios o innovar para no perder terreno.
El Gobierno analiza nuevas medidas para incentivar el uso de dólares en la economía. El objetivo es movilizar el ahorro ocioso que muchos argentinos mantienen fuera del sistema financiero. No obstante, algunos analistas advierten que, mal comunicado, este tipo de medidas podría interpretarse como una señal de urgencia por parte del Ejecutivo.
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