Fainé ejecuta un drástico giro en La Caixa y elige a Reynés como sustituto de Simón

Isidro Fainé, presidente de La Caixa, puso fin ayer oficialmente a su corta luna de miel con Ángel Simón, ejecutivo al que hacía poco más de un año había elegido como consejero delegado de Criteria. El patronato de la Fundación La Caixa, que Fainé preside, acordó la sustitución de Simón y el nombramiento en su lugar, como vicepresidente ejecutivo, de Francisco Reynés, quien compatibilizará este nuevo cargo con el de presidente ejecutivo de Naturgy. Funciones a las que suma las de patrono de la propia Fundación.
Simón llegó a Criteria con el objetivo de revolucionar esa sociedad de inversión, la primera en España con sus dimensiones y cartera de participadas. La holding de La Caixa llevaba tres lustros largos de minimalismo y repliegue desde posiciones hegemónicas en grandes compañías españolas de servicios a un papel de inversor financiero alejado de las aspiraciones de poder del pasado, salvo en sus tres grandes empresas de referencia: Caixabank, Naturgy y Telefónica. El deseo de imprimir ese giro fue formulado por Fainé más de un año antes.
Simón llegó como un huracán. En junio pasado, acompañado de Fainé, presentó el nuevo y ambicioso plan estratégico de Criteria para el periodo 2025-2030 en el que se fijaba como objetivo aportar en el último año 700 millones de dividendos a la Fundación La Caixa.
Además, en apenas unos meses, Criteria duplicó su participación en Telefónica, en una guerra relámpago en alianza con el Gobierno para frenar a los saudíes de STC; buscó nuevos accionistas, sin conseguirlo, para Naturgy, una de las joyas de la corona, necesitada de encontrar un nuevo reequilibrio accionarial; y con ritmo de blitzkrieg amplió el radio de acción de Criteria con nuevas participaciones que delataban su voluntad de influencia: Colonial, Puig, Veolia, Europastry, Celsa. Grandes operaciones todas.
Esa dinámica no encajó siempre bien en la galaxia de La Caixa, ni generó la comprensión de la cultura clásica de la casa. Su propio presidente estaba acostumbrado a llevar él mismo directamente todas las grandes operaciones y el nuevo consejero delegado, además de muy activo en diversos frentes, jugaba un papel destacado, lo que generó tensiones en la más pequeña de las dos torres negras de la Diagonal barcelonesa, donde la Fundación La Caixa tiene su sede. Se fue generando una atmósfera de desconfianza.
Simón se lanzó a revolucionar Criteria, que venía de más de tres lustros de inversión desperdigadaLa definición de la nueva Criteria no ha sido tampoco ajena a los cambios geoeconómicos globales, que han impulsado la intervención de los gobiernos en la vida de empresas consideradas estratégicas, a fin de evitar que cayeran en manos consideradas no seguras o cuyas inversiones en el país pudieran correr riesgos. Y justamente, buena parte de la cartera de Criteria está compuesta por empresas de esas características, lo que obliga a una relación fluida con el presidente Pedro Sánchez y varios de sus ministros del ámbito económico. La elección de Simón, a finales del 2023, ya tuvo en cuenta esa condición clave.
En ese complejo contexto, desde el ámbito político, la presión de formaciones como el PP, promocionando la idea de que La Caixa se había convertido en el brazo armado financiero del Gobierno, contribuyó aún más a alimentar ese estado de cosas. Esas voces señalaban la proximidad de Simón a los socialistas.
La decisión de Pedro Sánchez de forzar la salida de José María Álvarez-Pallete de la presidencia de Telefónica, el 18 de enero pasado, sumó aún más incomodidad sobre las espaldas de Fainé. Hay que tener en cuenta que aunque a Ángel Simón, junto a Enrique Goñi, asesor de Fainé y a Manuel de la Rocha, director de asuntos económicos de Presidencia del presidente del Gobierno, les tocó asumir el desagradable trámite de comunicarle a Pallete que debía dejar la presidencia de Telefónica, fue Fainé quien debió dar el plácet al cambio en un encuentro con Sánchez en Moncloa. Y eso motivó alguna conversación tensa del financiero con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Que Fainé estaba variando su visión sobre la organización de La Caixa comenzó a ponerse de manifiesto cuando en diciembre pasado, apenas unos días antes del relevo en Telefónica, nombró a Josep Maria Coronas director general de la Fundación, cargo que sumaba al de secretario. El abogado del Estado tiene una estrecha relación con Reynés desde hace años, cuando habían formado tándem en la concesionaria de autopistas Abertis cuando esta formaba parte del grupo de La Caixa. La elección de Coronas provocó la primera gran crisis, con la dimisión del histórico vicepresidente de La Caixa, el notario Juan José López Burniol. Este no veía correcto sumar en una sola persona los cargos de secretario y director general. Simón compartía ese criterio. Finalmente, en abril pasado, Reynés fue nombrado patrón de la Fundación, movimiento que consolidaba el alejamiento entre Fainé y Simón y suponía un anticipo de lo sucedido ayer: una concentración de poder en manos del ejecutivo de Naturgy. Este último considerado más próximo al PP, mientras a Simón se le atribuía más cercanía a los socialistas. Ubicaciones que ambos han negado siempre.
En los últimos días, un episodio cobró relieve, la inversión aprobada por Criteria, por algo más de 200 millones, en la compra del 20% de la siderúrgica catalana Celsa, un paso más en la estrategia de impulsar grandes firmas familiares o con arraigo. Un proyecto que los gobiernos de Sánchez y de Salvador Illa en la Generalitat consideraban estratégico, por el volumen de empleos, hasta 10.000, y la importancia de su producción.
En vísperas del relevo, el 23 de abril, Isidro Fainé tuvo un encuentro con Pedro SánchezLas negociaciones arrancaron tras una reunión entre Fainé y el presidente de Celsa, Rafael Villaseca. Con la luz verde del primero, el segundo encaró el tramo final con Simón. A principios de este intenso mes de abril, ambas partes anunciaron el acuerdo final, pendiente de la due dilligence (auditoría definitiva), pero ya con todas las condiciones acordadas y aprobado por el consejo de Criteria. A los pocos días, un segundo comunicado de Criteria cuestionaba que la operación estuviera cerrada, un hecho que nada tenía que ver con la situación económica y financiera de la empresa y sí con su pasado y el amargo sabor de boca que había dejado en algunos directivos de CaixaBank la pérdida registrada con la deuda que habían tenido cuando la siderúrgica entró en una situación de insolvencia por su alto volumen de deudas, según aseguran fuentes consultadas por este diario.
Pero la marcha atrás desveló el degradado clima interno y sobre todo alertó a los gobiernos de Madrid y Barcelona, que no querían una nueva crisis en la empresa. Incluso De la Rocha tiene el encargo legal de seguir la evolución de la compañía. La semana pasada, el miércoles 23 de abril, mientras los catalanes disfrutaban de una soleada jornada comprando flores y libros, Fainé tuvo un nuevo encuentro con Sánchez. Poco después, se ponía en marcha el relevo de Simón ejecutado ayer. Parece que Sánchez no consiguió lo que pretendía.
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