Expertos con ideas confusas

La semana nos ha traído tres noticias que ponen en evidencia, una vez más, hasta qué punto reina el desconcierto entre los expertos que opinan sobre nuestra situación económica. Recordemos los titulares que les dedicaba La Vanguardia :

-“La tasa turística se multiplica por seis desde 2019 y supera ya los 106 millones [en Barcelona]” (martes). Recordemos que cuando se introdujo este impuesto, en 2012, fueron muchos los “expertos” que vaticinaron un impacto terrible sobre la competitividad del sector turístico, y recordemos que cuando el Ayuntamiento de Barcelona aprobó el recargo actualmente en vigor -que es el responsable de que la recaudación en la ciudad se haya multiplicado por seis- también fueron muchos los “expertos” que vaticinaron que se ponía en riesgo la supervivencia de un sector crítico. Lo cierto es que los turistas han seguido viniendo a la ciudad en cifras cada vez mayores y superando en mucho la capacidad de ésta para acogerlos. Uno se pregunta cómo tienen valor de seguir opinando.

Nada más conveniente que seguir subiendo la tasa turística y el SMI

-“El empleo bate un nuevo récord con cerca de 21,8 millones de afiliados” (miércoles). Recordemos que en septiembre de 2021, el día siguiente de que el Gobierno español y los sindicatos pactaran la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta 965 euros (!), el gobernador del Banco de España nos alertó del terrible impacto que tal medida tendría sobre el empleo. Lo hacía en base a un estudio de aquella institución que sugería que este impacto podría ser de 180.000 puestos de trabajo (!). Lo cierto es que el Gobierno ha continuado subiendo el SMI hasta los 1.184 euros sin que esto haya sido capaz de frenar un rapidísimo proceso de creación de puestos de trabajo en muy buena medida poco calificados y en buena medida ocupados por inmigrantes, es decir, directamente afectados por el SMI. Uno se pregunta cómo es que el Banco de España no ha emitido una rectificación.

-“La buena evolución de la economía reduce la pobreza sólo un 1%” (jueves). Obviamente, se trata de una frase absurda, porque si la pobreza no se reduce es que la economía no va bien.

Desde hace más de dos décadas la economía española está instalada en una trayectoria caracterizada por un intenso crecimiento del PIB alimentado por el crecimiento de sectores de baja productividad y la creación de empleo para inmigrantes poco calificados con el resultado de la congelación de la productividad y del PIB per cápita, pero de un aumento rapidísimo de los precios inmobiliarios.

Seamos claros: esta trayectoria lo es todo menos buena, y sólo empezará a serlo cuando el número de turistas baje porque el país les resulte más caro y cuando dejemos de crear tantos puestos de trabajo porque los empresarios tengan que pagarles mejor. Para ello, nada más conveniente que seguir subiendo la tasa turística y el SMI. Al menos hasta que la economía deje de ir tan bien como ahora y empiece a ir bien de verdad.